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jueves, 7 de octubre de 2010

BRIAN ENO









MÚSICA MINIMALISTA





 



MÚSICA MINIMALISTA


Dentro de esta sección, introduciremos un conjunto de artistas que se han caracterizado a lo largo de toda su dilatada carrera por crear música de diseño o música de investigación

Usando lenguaje musical  a este tipo  de creaciones musicales se le llama música minimalista, música ambiental, música étnica incluso música new age por la incorporación temprana de instrumentos totalmente desconocidos a los estudios de grabación.

Comencemos con el que es uno de los GRANDES genios de la música de este genero

BRIAN ENO

Eno es un bicho raro. Según los códigos convencionales no es músico pero ha influido sobre la música de los últimos treinta años. Apenas concede entrevistas y actuaciones, pero sus declaraciones y sonidos siguen siendo piedra angular para creadores y analistas. Se destacó en el rock, mas su obra ha trascendido ese género. Es lo más parecido al prototipo del multidisciplinario hombre del Renacimiento. Ejerce en terrenos como la producción discográfica, la difusión, las teorías estéticas, la interpretación, la creación de movimientos artísticos, el rescate de corrientes étnicas, la experimentación tecnológica y los medios audiovisuales. Es, ante todo, un manipulador del material sonoro, que ha adoptado como herramientas el estudio de grabación, la multipista analógica y la computadora.

Brian Eno defiende desde 1968 su teoría del “no músico”, término destinado a validar la aproximación
intuitiva a los instrumentos y el acto de componer. Lo importante es la creación misma, con independencia de esquemas generados por la academia y, fiel a su causa, desarrolla este planteamiento hasta sus últimas consecuencias: como productor de la Portsmouth Orchestra, por ejemplo, sólo exigía de sus integrantes la asistencia a cuatro ensayos, sin conceder más que un valor opcional a las habilidades instrumentales. Con tal idea desarrolló un repertorio de clásicos (Beethoven, Strauss) que aterrorizó a los tradicionalistas pero dejó entrever las posibilidades del caos y el azar en materia de sonidos

Su paso por Roxy Music (1972 y 1973) ofreció tempranas coordenadas de lo que sería uno de sus sellos:
el tratamiento de texturas a través de los sintetizadores en un contexto rock. Esta vertiente alcanzó su cénit en la tetralogía que grabó como solista inmediatamente después: Here come the warm jets, Taking tiger mountain (by strategie), Another green world y Before and after science, concebidos entre 1973 y 1977. Con una combinación de canciones de factura pop, instrumentales, y temas de garra rockera, la mayoría de sus planteamientos posteriores ya aparecían en estos títulos, tras los cuales su carrera experimentó una expansión en varias direcciones.

Otra de sus facetas aventajadas es la labor en el estudio, pasaporte que le ha permitido ser reclamado como productor, basculando entre los personajes menos conocidos y los mega-vendedores, desde Devo, Talking Heads, Television, Matching Mole y Penguin Cafe Orchestra hasta Sinead O´Connor, James y Elvis Costello, sin descartar nombres como Teresa De Sio, Zvuki Mu y Edikanfo. En su haber tiene contribuciones históricas, como las que lo unieron a David Bowie y U2. Con el primero trabajó en algunos de sus discos más arriesgados (Low,Heroes, Lodger, Outside), mientras produjo a los irlandeses en álbumes del impacto artístico de The unforgettable fire, The Joshua tree, Achtung baby, Zooropa y All that you can´t leave behind. Como difusor se ha responsabilizado con experiencias discográficas, traducidas en la serie de diez discos Obscure Records (que permitió descubrir a Gavin Bryars, Max Eastley, David Toop, y Michael Nyman, entre otros) y el sello Opal. También ayudó a develar buena parte de la escena ruidista de New York de 1978 al producir el disco No Wave, artefacto que destapó el crisol experimental de la ciudad a contrapelo de las derivaciones comerciales que comenzaban a minar lo rescatable de la postura de la Nueva Ola.



En las colaboraciones, apareció asociado a Genesis, Lady June, Nico, Robert Wyatt, Luciano Pavarotti, Phil Manzanera, Arto Lidsay, John Cale, Peter Gabriel, Camel y Harmonia 76, entre una cifra enorme que evitaré citar. Interpreta distintos instrumentos: oboe, guitarra, piano, trompeta, bajo, vibráfono, percusiones y teclados. Su especialidad son los matices, las variaciones sutiles de los paisajes sonoros. Asume la música como un proceso más que como un hecho terminado, enfrentándose a ella como un pintor al lienzo. Los sonidos equivalen a colores, y prefiere mezclar, ensayando varios ángulos, antes de darse por satisfecho. Le fascinan los espacios entre las notas, las bajas frecuencias, el silencio y las repeticiones.

Explota la plasticidad de los sonidos y apuesta por sus mutaciones. Deudor de Breton, Dalí, Duchamp y Cage, aplica los postulados dadaístas y de los experimentadores del siglo XX al universo pop con resultados intrigantes, incluso remunerativos en ocasiones, algo casi impensable cuando se piensa en el promedio de la escena musical.
Pionero del ambient, ideó el término con los primeros discos de tal tendencia, facturados en solitario (Music for airports, 1978; On land, 1982, The Shutov      assembly, 1992) o en binomios con Harold Budd (The plateaux of mirror, 1980) y Laraaji (Day of radiance, 1980). Se trataba de una lectura hedonista que diseñaba sonidos para aeropuertos y almacenes. Música funcional, bastante interesante como para no ser aburrida, pero que tampoco reclamara toda la atención, anticipó conceptos que vendrían después, del house, a la new age.

En su discografía aparecen, además, colaboraciones con Harold Budd (The pearl, The plateaux of mirrors), Cluster (After the heat), Robert Fripp (No pussyfooting y Evening star), Jah Wobble (Spinner) y algunos más, así como títulos personales y compilaciones de diversos tipos. También Eno está entre los primeros artistas británicos que mostraron interés por interactuar con culturas planetarias, fascinado por las posibilidades musicales de las mismas y sus aplicaciones a una estética rock libre de prejuicios. El disco My life in the bush of ghost, junto a David Byrne, se considera un clásico en ese sentido

Piezas suyas han sido incorporadas a las bandas sonoras de series de televisión y filmes como El Hotel de un millón de dólares, Trainspotting y Traffic. Los cineastas David Lynch (Dune, Lost highway), Julian Schnabel (Basquiat), Wim Wenders (El fin de la violencia) y Derek Jarman (Glitterbug) han empleado su música, pero mencionaré en especial el tema new age By this river integrado a los filmes Y tu mamá también (Alfonso Cuarón) y La habitación del hijo (Nanni Moretti). Asimismo, su creación abarca la música para películas inexistentes, con el propósito de invertir la ecuación: plasmar sonidos que sugieran imágenes. Music for films (1978), Apollo: Atmospheres and soundtracks (1984) y Music for films III (1988) representan esa faceta. Mencionaré, de paso, que es el autor de la música que daba inicio a las primeras versiones del programa de computación Windows 95, y algún que otro ciberjuego.

Eno domina el estudio sin rendir culto a la tecnología. Otorga similar importancia al acorde perfecto y al error; los asume como hallazgos que le permitirán llegar a un resultado siempre diferente. Sus trabajos van de lo abstracto a lo descriptivo, de la melodía naif a la fuerza del rock, del minimalismo repetitivo a las ambientaciones armónicas. Música suya ha sido empleada con fines terapéuticos en hospitales de niños autistas, y en instalaciones diseminadas por distintas ciudades del mundo. No es casual que creadores de tendencias dispares (Aphex Twins, Raúl Ciro, Massive Attack, Bill Laswell, Albert Gimenez) lo hayan referenciado de un modo u otro.

Su obra global es esencialmente polisémica, con el riesgo como libro de cabecera. Con un catálogo así es comprensible que Brian Eno aparezca entre las personalidades más singulares de la música en la bisagra entre dos siglos; un tipo al que no le gusta figurar, que prefiere encerrarse en el estudio, que renunció a las giras, y que casi todo lo que tiene que decir lo dice a través de sus sonidos. En su no-música hay emoción, aunque procure el orgasmo con secuencias hipnóticas y frías. Es una actitud que implica retos, pero de eso trata el Arte. Sus estrategias oblicuas lo han conducido por parajes oníricos o claustrofóbicos, siempre en búsqueda. Seduce y cuestiona. No propone un acercamiento fácil: crea el laberinto y nos sumerge en él. Lo importante no es hallar la salida, sino andar. Según Eno, el camino siempre será suficiente razón.

Brian Eno y la tecnología


Brian Eno es el responsable del sonido más escuchado durante los últimos años después del ring de los teléfonos. Me refiero aThe Microsoft Sound, esa sutil melodía con la que arrancaban los sistemas operativos Windows 9x (el sonido sigue entre las opciones de Windows XP, pero no está como predeterminada para el inicio). No está claro como fue el acuerdo entre Bill Gates y Brian Eno aunque se ha especulado mucho sobre cuánto dinero ganaría el compositor si cobrase derechos por cada audición de esta obra.
Ya que estamos con Brian Eno, dos razones más para admirarle:
Las estrategias oblicuas, una baraja de consejos que escribió junto con Peter Schmidt y que sirve para introducir elementos aleatorios en la producción musical, aunque, en general, se utiliza para añadir azar a cualquier trabajo creativo.
El sintetizador evolutivo, una teoría que, como músico, espero que algún fabricante japonés se atreva a llevar a la práctica. Así lo explica el propio Eno durante una entrevista publicada en 1995 por Keyboard
“Estuve desarrollando una idea para un instrumento que denomino 'evolutivo'. Digamos que el sintetizador te ofrece 32 sonidos cuando lo enciendes. Los escuchas y rápidamente y dices, 'Bueno, el sonido número 14 está bastante cerca de lo que quiero, y el 18 también'. Entonces aprietas los botones correspondientes a estos dos sonidos, y el sintetizador genera 32 mutaciones de estos dos sonidos. Entonces eliges 'el número 15 está bastante bien, escuchemos algunas mutaciones de ese sonido'. A medida que te acercas a los sonidos que quieres, puedes reducir el grado de mutación.
Lo interesante de esta idea es que no necesitas saber qué es lo que el sintetizador está haciendo, aunque pueda ser internamente tan complejo como puedas imaginar. En lo único que el músico tendría que concentrarse es en la habilidad de escuchar, explorar y tomar decisiones. Si trabajases así un por tiempo, tendrías una librería de sonidos que descubriste a través de este proceso. En un par se semanas tendrías un sintetizador completamente único. La producción de sonido se convertiría en un proceso más orgánico, se volvería más misteriosa. El músico abandonaría la pretensión tradicional de la música electrónica: tener completo control en la programación de los sonidos.”

Albums: YA IRE PONIENDO ALGUNOS MAS…………………… 1974 Here Come the Warm Jets 
1974 Taking Tiger Mountain 
1975 Another Green World 
1975 Discreet Music 
1977 Before and After Science 
1978 Music for Films 
1978 Ambient 1: Music for Airports 
1978 After the Heat Sky 
1980 Fourth World, Vol. 1: Possible Musics 
1981 My Life in the Bush of Ghosts 
1981 Ambient 3: Day of Radiance 
1981 Empty Landscapes 
1982 Ambient 4: On Land 
1983 Apollo: Atmospheres & Soundtracks 
1984 Begegnungen 
1985 Thursday Afternoon 
1985 Begegnungen II 
1990 Wrong Way Up 
1991 My Squelchy Life 
1992 Nerve Net 
1992 The Shutov Assembly 
1993 Robert Sheckley's In a Land of Clear Colours 
1993 Neroli 
1994 Headcandy-CD INTERACTIVO PARA PC
1997 The Drop Thirsty 
2001 Drawn from life



Brian Eno: Another Day On Earth 
ultimo disco 2005
Su último trabajo, Another Day on Earth (2005), alejado momentáneamente del ambient music, nos devuelve al Brian Eno más pop, gracias al uso de su voz, subutilizada durante varias décadas. 
A pesar de las evidentes diferencias, al escuchar este nuevo trabajo es imposible dejar de pensar en las cuatro obras que definen su periodo popero durante los años 70, justo después de los dos discos grabados con Roxy Music. Aquellos albumes, Here Comes the Warm Jets (73), Taking Tiger Mountain (74), Another Green World (75), y Before and After Science (77) congregaron a la pléyade musical de la época, entre ellos Phil Manzanera, Morris Pert, John Goodsall, Percy Jones, Phil Collins, Robert Fripp y Andy Mackay. 
“This”, la primera pieza del disco, es uno de los momentos álgidos. Construida a base de un delicioso loop envuelto en atmósferas de teclados, con la voz de Eno procesada y un computador generando palabras, la puerta de entrada no podía ser mejor. Luego hay piezas que podrían pertenecer a una de sus colaboraciones con Daniel Lanois y otras que poseen colchones instrumentales de corte espectral. Eno hace maravillas con una voz falta de potencia, pero suficientemente melódica e hipnótica. Hacia el final del disco relucen “Bottomliners”, “Just Another Day” y “Under”.
La tarea de Brian Eno es dificil, siempre obligado a crear algo nuevo. Aunque Another Day on Earth no representa un aporte novedoso en su vasta hoja de vida, si es una miniatura musical de muy buen gusto que se cuela libre por las rendijas de nuestras emociones.

Si quieres oír algo de él………………….



Continuará…con …Peter Gabriel



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